lunes, 3 de noviembre de 2008

JAI WELLES, mi visión subjetiva (no podría ser de otra manera)

Su nacimiento, ya lejano, se produjo en 2006. Se podría afirmar que es uno de los más viejos del lugar. Viejo en experiencias y vivencias, joven de espíritu y corazón.




Jai Welles es una de esas personas que dejan huella. Anacoreta de vocación, pero sediento de semejantes con los que poder compartir sus conocimientos. Paciente y sabio (solo los sabios lo son), aunque él niegue esa sabiduría con una gran humildad, esa humildad que le hace enorme, grande, único.

Jai Welles enamora. Enamora con sus silencios, enamora con su mirada, enamora con sus palabras y con sus dudas.

Noble cuidadano de la otra vida, cuida mucho de su intimidad y de sus íntimos, a los que protege con mucho celo.

Jai Welles, trabajador incansable e insaciable. Experimentador y experimentado, inventor de inventos no inventados, imaginarlo con él es toda una aventura deliciosa. Aprender con él no es aprender, es experimentar el placer de hacerte útil y de ver como se prospera con la misma naturalidad que un pájaro aprendiendo a volar.

Jai vuela. Y vuela solo. Aprendió a volar y volando conoció el mundo. Sigue volando hoy, como la gaviota.... que sigue aprendiendo a volar, que sigue aprendiendo siempre con su aleteo y aprovechando las corrientes y los vientos en los que descansa sus alas, blancas y etéreas, ligeras... como las de Juan.... y que sigue explorando este maravilloso mundo con su alma y su corazón, grande y fortalecido por el tiempo, un tiempo que, en vez de envejecerle, le vuelve niño, un niño frágil y amoroso, de entrañables sentimientos y dulces propósitos a cumplir con él mismo y con sus personas más queridas.

Vuela alto, Jai.... como siempre has volado.


Navegante, explorador, ilimitado, soñador, sensible y enamorado........


Tu espíritu será eterno, como el de la gaviota.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, Jai enamora...
¡no cambies nunca primo! :-)))